PALABRAS DE VIDA: Corpus Christi, día y colecta de la caridad

19/06/2022: Corpus Christi. DIA Y COLECTA DE LA CARIDAD.

“Dadles vosotros de comer”.

Citas:

1ª lectura: Génesis 14, 18-20.

Salmo: 109 Tu eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

2ª lectura: 1ª Corintios 11, 23-26.

Evangelio: Lucas 9,11b-17.

Comentario: Desde que la vida aparece en la tierra todo se ha ido desarrollando según el proyecto misterioso del Creador; a través de la donación de la propia vida de los primeros seres existentes para el desarrollo de los demás. Al comenzar nuestra existencia, cada cual vive en el seno de su madre un entrañable misterio de donación y gratuidad, en el que recibimos lo que necesitamos para ser en cada momento, poder abrirnos al futuro y desarrollar nuestras capacidades y posibilidades como personas.

Todo se nos ha dado gratis, con amor; y todo ha sido para nosotros un regalo del Dios providente que actúa en la Naturaleza y en la vida. Para agradecer esto al Dios de la vida no es necesario realizar sacrificios humanos, ni de animales, sino la intención de entregarse también a este plan; de darnos en pro de la existencia de los demás, desde el ofrecimiento de cosas sencillas de la tierra: un poco de pan y de vino; haciendo el bien, sanando a los “necesitados de curación”.

Es así como la vida de Dios y la de los hombres entran en comunión. Jesucristo con su vida, sus gestos, sus palabras… transforma una religión de culto sacrificial y muerte en una religión de verdadera donación de vida. Lo interesante es esa verdadera entrega de vida y Espíritu que realiza a los suyos de manera sencilla y asombrosa en ese trozo de pan y en ese vino que les da antes de que lo sacrificaran en la cruz.

La memoria es un elemento antropológico imprescindible para entender nuestra verdadera historia; y la memoria que tienen los apóstoles y la Iglesia primitiva celebrando la Eucaristía no es la de una muerte ignominiosa o la del sacrificio terrible de Jesucristo, sino de su Resurrección Gloriosa.

Es memoria de vida compartida, de entrega, de amor y perdón consumados, de acción profética que se adelanta al juicio y condena a muerte de las autoridades. Quien se da en la Eucaristía de la Iglesia es el Resucitado. Los verbos tomar, alzar los ojos en agradecimiento a Dios, bendecir, partir, dar… denotan el estilo de Jesucristo; su acogida a las gentes, su donación, la curación de sus males, sus palabras sobre el Reino de Dios…

En el Evangelio, Jesús exige a sus discípulos que sean ellos quienes les den de comer; también esa exigencia es hoy para todos los creyentes. Por eso la dimensión que debe de tener la Eucaristía es de acogida de todos.

La necesitamos como misterio de búsqueda de soluciones a nuestros problemas existenciales y frustraciones; para satisfacer nuestros anhelos espirituales como experiencia de Dios y de su Reino de misericordia y perdón ante nuestros errores; como remedio de curación de nuestros males y egoísmos; como experiencia de fraternidad, de amor y de armonía; como renovación positiva de la persona donde lo viejo y malo es superado.

Por eso en un mundo en el que todo es usado y valorado no en términos de donación sino de lucro mercantilista, es muy importante el reconocimiento de que todos los bienes nos vienen de Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) a través de los demás, el más importante el de la vida, un reconocimiento que debe de estar en las entrañas de nuestra fe.

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