PALABRAS DE VIDA: “Paz a vosotros”, “Recibid el Espíritu Santo”

05/06/2022: Pascua de Pentecostés. Día de Acción Católica y del Apostolado Seglar.

“Paz a vosotros”. “Recibid el Espíritu Santo”

Citas:

1ª lectura: Hechos de los apóstoles 2,1-11.

Salmo: 103 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la Tierra.

2ª lectura: 1ª Corintios 12, 3b-7.12-13.

Evangelio: Juan 14,15-16.23b-26.

Comentario: La cultura para la paz exige crear un clima de diálogo social promoviendo actitudes de respeto y escucha mutua desde el hecho innegable del pluralismo.

Todo puede ser discutido excepto el derecho de las personas a ser respetadas. Pero cuidado; podemos caer en un relativismo en el que ya no exista la verdad ni la mentira, nada sea bueno ni malo, y podemos vivir creyendo que cada cual puede pensar y hacer lo que quiera y; no es lo mismo ganar dinero sin escrúpulos que desempeñando un servicio, ni favorecer a terroristas que defender los derechos humanos de todos. No da lo mismo abortar que acoger la vida, ni hacer el “amor” que amar de verdad al otro, ni ignorar a los necesitados que trabajar por sus derechos…

Lo primero daña a los seres humanos, lo segundo viene cargado de esperanza y de vida. Todos vivimos condicionados, además de por la Naturaleza, por la realidad social e histórica en que estamos insertos; por eso la existencia de cada uno no es para vivirla desde el egoísmo, a costa de los demás y de lo creado, sino para que la vida reine en el mundo, para transformar la historia de guerras, destrucción, dolor, muerte… en una humanidad unida para el bien común y el de todas las criaturas que existen.

Es importante tener experiencia de ese Espíritu del Bien y del paso, Pascua, de Jesucristo por nuestra historia, haciendo el bien, porque Dios estaba con Él. Un Espíritu capaz de renovar al ser humano desde dentro y desde su libertad, para mejorar sus relaciones con la Naturaleza, con los demás y con el Creador; de quienes hemos recibido todo y fundamentalmente la existencia.

No se trata de crear leyes nuevas que contravengan las normas y las ideologías imperialistas de los que se consideran poderosos; se trata de un cambio sustancial y decisivo en cada persona, para que nos dejemos conducir por el Espíritu del bien que reina en nuestro corazón; el de Dios, que dota a cada uno de carismas diferentes para crear desde esa diversidad la unidad. Dones que debemos valorar desde el servicio a ese bien común y a la vida y no desde la individualidad egoísta y la confrontación, porque el Espíritu del Bien es único y pertenece a un sólo Señor; Dios Creador.

Nadie debe vanagloriarse de sus carismas como si fueran meritos propios ni usarlos para crear división porque, esos carismas que representan la diversidad, sólo tienen una función: el bien de todos en unidad. El Espíritu se recibe y se renueva mediante los Sacramentos, la Palabra de Dios, la oración.

Es necesario buscar tiempos de silencio, de escucha, de reflexión, para ver las necesidades de los otros. El Espíritu Santo desborda todo intento de querer encuadrarlo, poseerlo, dominarlo, porque es dinámico y Soberano y otorga a quien lo acoge: discernimiento, misericordia, entrega, alegría, amor…

El ambiente adecuado para recibir ese don de Dios es desde el sentimiento de unidad con los demás, como familia hermanada en Jesucristo y unida a Él para formar un sólo cuerpo desde esa diversidad, pero con un solo Espíritu; el del bien. Cometemos el error de querer ser, al margen de la Naturaleza y de Dios y nos enfrentamos a la vida de los otros en contra del proyecto original del Dios de la vida.

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