PALABRAS DE VIDA: Personalizar humanamente la voluntad de Dios.

19/12/2021: Cuarto Domingo de Adviento.

Personalizar humanamente la voluntad de Dios.

Citas:

1ª lectura: Miqueas 5,1-4a.

Salmo: 79 Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

2ª lectura: Hebreos 10,5-10.

Evangelio: Lucas 1, 39-45.

Comentario: En nuestro mundo, la vida se realiza con interdependencias mayores de las que los humanos podemos comprender y disponer. En ella intervienen cosas, tan profundas y misteriosas, que las personas no podemos gobernarla a nuestro antojo. Todo lo que para nosotros es el último descubrimiento, en realidad no es sino un eslabón más de una cadena, por eso ante nuestros interrogantes existenciales, la última respuesta después de la ciencia es la fe.

Es necesario creer en la encarnación; en que el creador de la vida siempre está a nuestro lado; en la esperanza de que existe un mundo mejorable y una vida mejor que esta. Fe que se nos propone desde la sencillez de María de Nazaret para advertirnos que quienes quieren ser como Dioses, se perderán; pero quien acepte al verdadero Dios actuando en su vida, vivirá con Él para siempre. Vivimos en la permanente paradoja entre lo inmenso y lo pequeño sin entender que Dios se vale precisamente de lo pequeño para llevar a cabo sus planes.

Además de la creación, el proyecto histórico que Dios ha decidido realizar con el ser humano para cimentar nuestra esperanza en el futuro y en una vida eterna, ha de contar con nuestra libertad y colaboración; un proyecto que desde nuestra fe ha recorrido toda nuestra historia; desde el Antiguo Testamento hasta hoy con el Evangelio. Ese plan de salvación, Dios, desde siempre, ha decidido realizarlo a través de su encarnación en la vida a partir de una mujer como María de Nazaret, dispuesta siempre a hacer la voluntad del Creador y viniendo a nosotros como un enviado, un hombre real y verdadero, misterioso y desbordante, expresión de su Espíritu Santo y de su Voluntad Salvadora, a través de toda la revelación y en las propias palabras y obras de Jesucristo: el Mesías Salvador, Dios con nosotros.

La Navidad significa nuestra disponibilidad, igual que la de María, para llevar adelante ese plan con gestos sencillos y creíbles de servicio a los demás por amor, sabiendo dar respuestas en medio de los avatares de nuestra existencia a todas las personas para aliviar sus preocupaciones, desigualdades, tensiones, injusticias, marginaciones…

Navidad debería significar comunión sin fronteras para dirigir la mirada a los más pequeños, percatándonos de ellos y poniéndonos manos a la obra para liberarlos de sus males, sin despreciar a nadie; recibiendo al otro como un don y siendo para los demás un regalo.

La Encarnación; obra de un gesto generoso de amor, obediencia y disponibilidad total al plan de Dios por parte de María, era necesaria para volver a los orígenes del proyecto del Creador, Providente y Misericordioso. Jesucristo viene a restablecer ese encuentro del ser humano con el Dios de la vida, quedando así todos santificados por su Espíritu presente en medio de nosotros para que entendamos que si Dios nos ama de esa manera, también debemos hacer nosotros lo mismo unos con otros.

Que la fe en la Encarnación nos lleve a hacer presente en el mundo la Palabra de Dios, expresión de su voluntad que nace del Espíritu Santo y de nuestra libertad que no queda recortada sino ennoblecida.

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