Hemos visto que en varios lugares del mundo acostumbran a celebrar el Día de Reyes con un fabuloso postre: el roscón de reyes, como símbolo inequívoco de este día tan especial.
Es un pan o bollo elaborado con una masa dulce. Tiene una forma circular y hueca en el centro, adornado con rodajas de fruta cristalizadas o confitadas de distintos colores, así como frutos secos. Su preparación varía de acuerdo a las costumbres y tradición en cada país, pero el significado es el mismo: celebrar la epifanía o encuentro de los reyes Magos con el Niño Jesús.
No existen datos acertados sobre su origen, pero se estima que esta tradición se inició en el siglo IV en el Imperio Romano. Durante la celebración de la fiesta en honor al Dios Saturno (que coincidía con el solsticio de invierno) se escondía un haba común en el interior de un pan, por diversión.
Posteriormente, la tradición de encontrar el haba dentro de un pastel se comenzó a celebrar el día 6 de enero, en la conmemoración de La Epifanía. Esta tradición se extendió en toda Europa, sustituyendo el haba por un muñeco de porcelana y recientemente por una pequeña figura de plástico. De acuerdo a la tradición, en varios países la persona que se encuentre al muñeco en su porción de rosca, deberá convidar este postre especial en la celebración del siguiente año.
Los elementos que conforman la rosca de reyes tienen un poderoso significado: la forma circular simboliza la corona de los reyes magos, así como el amor incondicional de Dios que no tiene principio ni fin.
Los frutos representan las joyas de las coronas. Los puntos de azúcar son los puntos cardinales, el muñeco que se esconde en su interior es el niño Jesús, oculto por la persecución del Rey Herodes.
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