Desde el año 1997 cada 24 de octubre se celebra en varios países el Día Internacional de las Bibliotecas. Una efeméride que busca resaltar la importancia que tiene este tipo de edificaciones para la historia humana como resguardo de su cultura, de sus escritos, de sus creencias. La historia de ese día comenzó entre las cenizas y la perdida de cientos de miles de textos únicos.
En 1992, la Biblioteca Nacional de Sarajevo quedó totalmente en ruinas debido al conflicto bélico de los Balcanes. La imagen que quedó grabada en la mente del mundo fue la del músico Vedran Smailovic, tocando su violonchelo entre los escombros del hermoso edificio, que también había realizado la función de Casa de Gobierno en el siglo XIX.
Pero, ¿Por qué atacar una biblioteca? Más allá de que a lo largo de la historia, muchos tiranos como Hitler, viesen en los libros una fuente de franca oposición y los mandasen a quemar en grandes hogueras, la realidad es que lo que detonó la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, fue su arquitectura que incorporaba elementos de tradición árabe y oriental, recordando a todos los que pasaban por delante de ella que ya no formaban parte del Imperio Otomano (Turco).
Para los nacionalistas radicales que querían volver a fundar el imperio persa, aquella edificación y muchas otras de estilo oriental, resultaban ser un insulto a sus creencias, por esta razón decidieron destruirlos completamente.
A pesar de que irónicamente muchos de estos hombres eran fieles visitantes de la biblioteca, es más, el hombre que dio la orden para su destrucción era profesor de literatura de la Universidad de Sarajevo y amaba los poemas de Shakespeare.
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