PALABRAS DE VIDA: Dios no condena, sino que nos libera del mal y del pecado.

0
91
03/04/2022: Quinto Domingo de Cuaresma.
Dios no condena, sino que nos libera del mal y del pecado.
Citas:
1ª lectura: Isaías 43,16,21.
Salmo: 125 El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
2ª lectura: Filipenses 3, 8-14.
Evangelio: Juan 8, 1-11.
Comentario: La convivencia social debe de estar regulada por leyes contra el mal que a su vez dependen de la cultura y de la ética de las sociedades pero, aunque las leyes sean justas, su aplicación puede ser injusta si no se atienden los derechos de cada persona según su situación única e irrepetible.
Es bueno recordar la Historia, pero sin añorarla, sino con la esperanza puesta en el futuro, en algo nuevo y mejor que hemos de realizar porque Dios sigue dirigiendo la vida y nuestra historia; llamándonos a liberarnos del mal y a que abramos caminos nuevos a la vida; desde su perdón, su misericordia y su amor, que nos deben de renovar desde nuestro interior, desde nuestra conciencia, para tener una mayor disponibilidad y entrega hacia los demás.
Hemos de aprender a leer nuestra historia, no de forma nostálgica, pues no ha sido tan maravillosa; ni en clave jurídica, pues se han dado y se siguen dando en ella, muchas normas y leyes injustas y éticamente desastrosas; sino en clave profética, que nos muestra, cómo Dios siempre nos está liberando del mal para darnos una vida mejor donde nosotros ponemos confrontación, tragedias, guerras, esclavitudes, muerte…
Para San Pablo, conocer a Jesucristo, vivir su Pascua desde la fe, es haber encontrado el sentido a su vida; la liberación y la felicidad por la que tanto luchó desde el Judaísmo cuando, como “buen judío”, perseguía a los cristianos. Todo le ocurre al experimentar en sí mismo la fuerza de la misericordia y el amor de Dios. Definitivamente entiende que lo importante es el conocimiento de Jesucristo, su paso por la Historia, su pasión y su resurrección, y que hay que mirar con esperanza hacia el futuro, a la meta; al encuentro con el Cristo Glorioso, desde el misterio del poder salvador del amor de Dios manifestado en el acontecimiento pascual.
También para nosotros la esperanza ha de radicar en el perdón, en la misericordia de Dios y en su cercanía hacia nosotros, con nuestros errores y debilidades, cercanía que se ha hecho patente en Jesucristo y en su Resurrección. Dios no ha exigido nunca que se mate al pecador. Jesús, tampoco puede estar de acuerdo con las leyes de lapidación y muerte a las víctimas de su debilidad frente al mal, leyes que además no dejan de ser una ignominia si a quien condenan es al más indefenso contra la hipocresía, la calumnia, la mentira, la opresión del poder….
Para Él no es cuestión de buscar culpables, sino de rehacer la vida encontrando salidas hacia la liberación desde el amor y el perdón, porque la justicia de Dios no se realiza mediante leyes sino desde el amor consumado en la entrega total al prójimo. Los poderosos de este mundo se ocupan en culpabilizar, condenar, castigar… en lugar de escuchar, salvar, curar… Jesucristo nos enseña a escuchar los clamores y ver las penas de los que sufren el peso de esas sociedades y religiones inmisericordes.
Ante nuestro error y pecado todos deseamos la compresión y el perdón, por tanto, toda sociedad o religión que exige la pena de muerte, deja de tener el sentido salvador y liberador que debiera tener en sí misma.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.