PALABRAS DE VIDA: Hay que entender que amar a Dios y al prójimo es lo más importante de la vida.

31/10/2021: XXXI Domingo del Tiempo Ordinario.

Hay que entender que amar a Dios y al prójimo es lo más importante de la vida.

Citas:

1ª lectura: Deuteronomio 6,2-6.

Salmo: 17 Yo te amo, Señor, tu eres mi fortaleza.

2ª lectura: Hebreos 7, 23-28.

Evangelio: Marcos 12,28b-34.

Comentario: ¿Qué es lo primero y más importante que tenemos que hacer en esta vida para acertar? Jesús Nazareno no lo duda, lo primero de todo es amar a Dios y a todos los demás. El amor es lo que verdaderamente justifica nuestra existencia, la savia de la vida, el secreto último de nuestra felicidad, la clave de nuestra vida personal, familiar y social. El amor no se improvisa ni se inventa; se acoge, se aprende, se contagia poco a poco a lo largo de toda nuestra vida. Según nuestra manera de pensar y nuestras actitudes podemos estar construyendo en cada uno de nosotros un monstruo de egoísmo, frialdad e insensibilidad o un prodigio de ternura, ayuda, entrega, fraternidad y solidaridad para con los más débiles y necesitados. Muchos se contentan con decir que aman a Dios, pero no encuentran razones para amar verdaderamente al ser humano, al prójimo.

El Dios que ha creado la vida no necesita ni quiere ser amado por sí mismo sino en su obra, por eso no podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos si no amamos su obra, al otro, al que sí vemos. Sólo haciendo las cosas como Dios manda; por amor y no con egoísmo, confrontación, violencia… se puede dar vida a los demás y prolongarla.

Es necesario tener fe, esperanza, paciencia, mansedumbre, humildad, misericordia… para superar las dificultades que la vida nos plantea, y sobre todo una entrega amorosa a los demás, es cuestión de vida o muerte. Jesucristo nos revela el rostro de Dios: el Padre que está en los cielos, al enseñarnos que Dios nos ama como él, a través de su persona, de su actuación y sacrificio que no es de cosas o de animales sino de su entrega absoluta de sí mismo; un sacrificio por amor, eterno, que salva y pone fin a todos los demás sacrificios. Escuchar a Jesús es escuchar a Dios y viceversa;

Dios se hace así presente en medio de los hombres a través de ese misterio de la Encarnación. Amar a Dios sobre todas las cosas es amar también al hombre llamado Jesús Nazareno y por ello amar al prójimo, como a ti mismo. Los dos amores son uno solo porque no hay dos tipos de amor, más aun el amor a Dios ha de manifestarse en el amor al hombre a quien Dios ama. Un amor que, para que sea verdadero, hay que expresar en buenas obras, no se puede expresar de boquilla.

El amor de Dios es lo que Jesús Nazareno hace con los humanos: leprosos, pobres, cargados de debilidades, necesitados, marginados, pecadores… En la vida de Jesucristo se ve reflejado el amor de Dios y ese amor cristiano a todos es nuestra misión como miembros de la Iglesia de Cristo.

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