Si estás pensando dejar el tabaco, cualquier momento es bueno para empezar: No lo pospongas con cualquier excusa, tu salud te lo va a agradecer.
Luego de superar los síntomas ocasionados por el síndrome de abstinencia (ansias de nicotina, ira, frustración, irritabilidad y ansiedad), rápidamente el cuerpo empezará a recuperar capacidades perdidas:
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A las pocas horas de dejar el tabaco, aumenta el oxígeno en el cuerpo y disminuye el dióxido de carbono.
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En solo 24 horas disminuye la mucosidad acumulada.
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En solo 2 días, se normalizarán los sentidos del olfato y del gusto. Se puede sentir algo de ansiedad, ya que comienza con más fuerza el síndrome de abstinencia.
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En 3 días te sentirás con mucha más energía porque el cuerpo ha eliminado la mayor parte de nicotina y los bronquios comienzan a funcionar bien. Puede que estés más irritable y tengas ganas de fumar.
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En dos semanas se controla con mayor notoriedad los episodios de abstinencia. Y además podrás hacer deporte con mayor rendimiento.
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En unos seis meses, la tos desaparece, disminuyendo la frecuencia de infecciones respiratorias en las vías aéreas superiores (fosas nasales, boca, laringe, faringe, glotis y epiglotis).
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En un año, el riesgo de tener un infarto se reduce a la mitad.
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En 10 años, la posibilidad de tener cáncer de pulmón se reduce a la mitad.
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En 15 años, el riesgo de un paro cardiaco será igual al de una persona no fumadora y los pulmones están totalmente restablecidos.