Compañía de María de Puente Genil, primer centro de la provincia con 52 alumnos y 3 unidades de educación Especial e Integración.
El trabajo por la diversidad ya lo propulsó, dos siglos atrás, Santa Juana de Lestonnac, fundadora de la Compañía de María, cuyo centro de Puente Genil es hoy en día pionero en la provincia de Córdoba, tanto por el número de alumnos de especial e integración como por la metodología aplicada. Y es que frente a las puertas cerradas para los alumnos educación especial en cuyas aulas específicas deben trabajar 25 horas a la semana, según la Ley de Educación. En este centro, atienden a la diversidad con otros métodos, los profesores de Compañía de María abren las ventanas y todos sus alumnos conviven en las aulas ordinarias. Además junto al trabajo curricular, centran buena parte del día en las habilidades sociales. Porque estos alumnos con distintas capacidades, como el resto forman parte del lema “educar en la vida y para la vida”. Una información de GRUPO COMUNICA(Infórmese de nuestros servicios en TV-INTERNET-TELEFONIA, 957601002).
Compañía de María de Puente Genil, es el primer centro de la provincia que atiende a 52 alumnos de 3 a 21 años en tres aulas específicas (1 de Especial, 2 de Integración), atendidas por un equipo integrado por 7 profesionales. De ellos profesores (pedagogo y terapeuta; profesor en audición y lenguaje y psicopedago y logopeda), conveniados con la Junta de Andalucía, a lo que el centro suma cuatro asistentes más. ”Sobrepasamos la ratio,” nos dice Blanca Aguilar una de las profesores, sin embargo aún no se ha concedido la Unidad de Especial que el centro concertado religioso viene reclamando y cuyo titular es Antonio Guerra, presidente de Escuelas Católicas en la provincia de Córdoba. En el año 2001 se le concedió la primera unidad, en 2007, la totalidad de las actuales.
El equipo diseña un plannig de trabajo para cada niño, utilizando para dos todos las TIC y el aprendizaje cooperativo. Alumnos que comparten actividades y áreas como educación física, plástica, música y participan de la vida de toda la comunidad. Porque como apunta Manuel León “ no hay ningún tipo discriminación, estos alumnos son una posibilidad para todos”. Desde un down,asperger, autismo, o cualquier discapacidad intelectual requiere una atención propia.
Mientras que Antonio Gordo, incide que “estamos formando ciudadanos para el futuro y no todos somos altos, rubios y con ojos azules”. Estos educadores “nos hemos ido reinventando” bajo el paragua de la Ley para “elaborar un programa individualizado”.
La experiencia “nos va pautando”-dice Gordo- “, pero siempre hemos batallado contra un cliché (al centro) de que somos clasistas selectivos a los alumnos, y por eso invito que pasen una mañana con nosotros porque prejuzgar no tiene ningún sentido”. El trabajar con estos niños “sí que nos hace diferente a nosotros”.
Y hay algo que añadir, que no traspasa las páginas de este periódico, el feed back en el afecto que se profesan entre alumnos y profesores, hace que trascienda más allá de los muros que los separa de la sociedad en la que tendrán que seguir creciendo.