PALABRAS DE VIDA: Poneos en camino y sed mensajeros de Paz.

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03/07/2022: XIV Domingo Tiempo Ordinario. Jornada de responsabilidad del tráfico.
Poneos en camino y sed mensajeros de Paz.
Citas:
1ª lectura: Isaías 66,10-14c.
Salmo: 65 Aclamad al Señor, tierra entera.
2ª lectura: Gálatas 6,14-18.
Evangelio: Lucas 10,1-12.17-20.
Comentario: En una sociedad que con tanta frecuencia se nos presenta violenta, agresiva, cruel… Con una convivencia trastocada por tantos intereses, rivalidades, enfrentamientos, historias de guerras, crímenes, maldades… hablamos de “Paz” pero el significado de este término ha ido cambiando con su uso interesado, haciéndolo ambiguo, y pensamos que tener paz es vivir una vida tranquila que discurre por caminos del mayor bienestar posible, despreocupados del mal de los demás; los abandonados, los últimos de la sociedad.
Pero para poder hacer presente esa experiencia liberadora de lo malo que nos conduzca hacia la verdadera paz, los medios más adecuados no son el poder y la riqueza, sino de los que se sirvió Jesucristo: amor solidario a los más necesitados y abandonados, acogida a todas las personas, ofrecimiento del perdón de Dios a todos, creación de una comunidad fraterna dispuesta a entregarse en defensa del bien común…
La paz ha de nacer de la confianza total en el Dios de la vida, Padre de todos, y brotar del corazón bondadoso de cada persona para extenderse a las demás. Una paz regalo de Dios, fruto de su Espíritu y de un gran trabajo y sacrificio por nuestra parte.
Según el proyecto de Dios nuestra misión es seguir los caminos de Jesucristo, desde el servicio, la entrega, la renuncia… enfrentándonos al rechazo y a la persecución; sin buscarlos, pero sin eludirlos. Lo más importante es el contenido a anunciar: El Evangelio ¿Quiénes son los anunciadores? Dios en sus tres personas de la Trinidad ¿Cómo hay que anunciarlo? Glorificándonos en la cruz, no del sacrificio sin sentido, sino del perdón y del amor consumados, donde los hombres de este mundo hemos condenado al Dios Bueno y donde se nos revela ese amor del Dios de la vida en Jesucristo. Es la cruz la que se hace buena noticia porque en ella triunfan: el amor sobre el egoísmo y el odio; la libertad de la verdad, de la sabiduría y de la ética, sobre las esclavitudes de las leyes y los intereses mundanos.
Una “Buena Noticia” para todos, que no es percibida de la misma manera por todas las personas, porque es una provocación para los intereses de este mundo. No se puede cobrar por su anuncio y además, hay que afrontar su rechazo sin que por ello se siembren odios ni discordias.
Por eso su proclamación es una misión como de “corderos en medio de lobos”, en la que debemos implicarnos toda la comunidad que desee de verdad el bien de los demás, porque el mal del mundo sólo se puede vencer con la bondad de vivir de forma radical el Evangelio. Estamos llamados no sólo a seguir a Jesucristo, sino también a anunciar su mensaje a los demás confiando en la fuerza del Espíritu.
Únicamente desde Dios, bondad infinita, podemos encontrar consuelo a nuestros males y aflicciones. Sólo desde su Espíritu de misericordia y de amor a la vida podemos perdonar y hacer el bien a nuestros enemigos. Sólo desde Jesucristo y su obra es posible nuestra reconversión en hombres nuevos y resucitados lo que exige nuestra contribución y poner al servicio de las necesidades de la comunidad todos los dones y bienes recibidos del Dios de la vida sin buscar el reconocimiento, el aplauso, la complacencia, la riqueza, ni el poder.
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